Este blog pretende ser un lugar de encuentro y consulta complementario de la "Escuela de Familias" puesta en marcha por la Liga Palentina de la Educación, con la colaboración de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Palencia (FAPA-Palencia).
En el mismo se podrán seguir las actividades que la Escuela vaya programando en los distintos centros públicos de la capital y provincia, así como debatir y consultar sobre los temas que en las distintas sesiones de trabajo se traten.
Igualmente se podrán realizar consultas sobre la problemática que presentan nuestros hijos en las distintas edades por las que pasan durante su periodo formativo.
Si eres poco experto en esto de los blogs, lee en la columna de la derecha el apartado "Si entras por primera vez ...."; te puede ser útil.


jueves, 19 de enero de 2012

PAPÁ, ¿QUÉ ES LA DIGNIDAD?

“No importa quién fue mi padre, lo que interesa es quién recuerdo que era.”
Anne Sexton

La navidad tiene algo de magia y por eso siempre me ha encantado. Pertenezco a esa generación de chiquillos que creyó en los Reyes Magos hasta bien entrada la infancia. Recuerdo, ya de niño, la alegría por estas fechas. Todo giraba alrededor de la familia y el calor. ¡Qué calor más humano! En la navidad del sesenta y nueve mí padre me regaló un cuento “El Gigante Egoísta”, que yo leía una y mil veces, como si se tratara cada vez de un cuento diferente. Nunca he comprendido la naturaleza de los gigantes, por eso deseé cambiarle su personalidad y convertirle en rey, maga, héroe o caballero, cualquier persona excepto un gigante. La navidad, en mi vida, se encuentra ligada desde entonces a historias y cuentos para mantener vivas las tradiciones y el recuerdo, así como llenar de colorido e imaginación esta época especial.

Tenemos por costumbre cenar en familia en navidad, momento donde surgen las transcendentes conversaciones con los hijos, padres y hermanos. La mesa era perfecta, no faltaba de nada y hubo un comentario acerca de las personas que en estos momentos no tendrían a nadie ni nada para compartir. Hemos hablado entonces de la insolidaridad, del egoísmo y de la injusticia social. Nos hemos sentido afortunados. Sin saber cómo ha aparecido la palabra dignidad en la conversación. Ha sido entonces cuando Pilar ha dicho: -pero papá, ¿qué es la dignidad?
He reflexionado percibiendo que hay una gran cantidad de palabras que han perdido una buena parte de su significado esencial. Según el diccionario dignidades el respeto y estima que una persona tiene de sí misma y merece que se lo tengan las demás personas”. Yo trataba de salir airoso de la situación y explicaba que la dignidad tiene que ver con el valor intrínseco y supremo que tiene cada ser humano, independientemente de su situación económica, social y cultural, así como de sus creencias o formas de pensar. El ser humano posee dignidad por sí mismo, nadie se lo da, lo tiene desde el mismo instante de su concepción, nadie se lo puede quitar bajo ningún pretexto.
-Si papá, pero sigo sin tener claro qué es eso de la dignidad, me lanzó mi hija con esa luminosidad que le hace ser encantadora.
Ha sido una ráfaga de luz, un estallido emocional, el que me ha hecho pensar de repente en la importancia de los cuentos para explicar conceptos más o menos complejos. Me he acordado de mi padre y de una historia que le oí contar una noche de navidad y que define muy bien esto de lo que dialogábamos durante la cena.

“Vivía en un país muy lejano un hombre llamado Nasrudín, hombre a quien toda la comunidad apreciaba por su honradez y su generosidad. Llegó a oídos del rey la virtud de nuestro protagonista y éste decidió invitarle a comer en el castillo. Nasrudin se vistió como todos los días y se dirigió hacia la fortaleza a cumplir con la invitación. Durante el trayecto sus vecinos le preguntaban: ¿dónde vas tan alegre, Nasrudín? Estoy invitado a comer con el rey- exclamaba Nasrudín con una sencillez y sinceridad abrumadora. Llegó a la puerta y dos centinelas que acompañaban al monarca le preguntaron: -¿dónde vas? Nasrudín les explicó que había sido invitado a comer por el rey. Los guardianes miraron al rey y riéndose le impidieron entrar, haciéndole burla y ridiculizándole por su aspecto tan humilde, -el rey no invita a pordioseros- le gritaron. El monarca ni siquiera se molestó en preguntar su nombre. Nasrudín abandonó el lugar sintiéndose despreciado e indignado.
El rey, ante la ausencia de Nasrudín, volvió a enviar a un mensajero para hacerle de nuevo una invitación para comer en palacio. Esta vez Nasrudín se vistió con su mejor traje y sus mejores zapatos. Había que prevenir, no fuera a pasar lo de la otra vez,-se dijo. Cuando llegó a la puerta se sentía la misma persona que la primera vez. Los guardianes, al ver tan apuesto súbdito, le permitieron entrar. Esta vez no le hicieron preguntas. Nasrudín se quedó prendado al ver la mesa, comida exquisita, bandejas de oro… Fue invitado a sentarse al lado del monarca, con todos los honores. Al servirle los suculentos ágapes y la bebida, Nasrudín, empezó a derramar la comida por todo su traje, embadurnándose bien de arriba abajo, a continuación se quitó sus zapatos y les llenó del vino que le habían servido en su copa. El rey estupefacto se dirigió a Nasrudín y le pronunció:- ¿pero te has vuelto loco?, ¿se puede saber qué es lo que haces? Fue entonces cuando Nasrudín exclamó:- no es a mí a quien habéis convidado, sino a mi apariencia, por eso doy de comer y de beber a quien invitasteis, mi traje y mis zapatos. El rey quedó atónito y Nasrudín se levantó y salió del palacio.”

Después de oír la historia, Pilar ha expresado que a Nasrudín no se le había tratado con justicia, y que lo que el monarca cometió fue un atropello contra su dignidad ya que nuestro protagonista era el mismo independientemente de la forma en la que vistiera. - ¡Ahora tengo claro qué es eso de la dignidad!
He vuelto a pensar en la navidad, en mi padre y en mi niñez, en aquel cuento que leía una y mil veces. He vuelto a sentir el calor, ese calor fuerte que nos hace recuperar la esperanza en la esencia humana. Me he distraído por un momento mirando por la ventana, pensando que lo importante en la vida no entiende de ropajes, apariencias, ni de precios sino de entendimiento humano. Por cierto, ¡está nevando! Nieve blanca y silenciosa que empieza a cubrir mi ciudad…

¡Feliz año nuevo a todos los lectores!


Publicado por Ramiro Curieses en el periódico CARRIÓN

1 comentario:

  1. ¡Y cuánto hay de esas actitudes en esta sociedad de las apariencias!

    ResponderEliminar